jueves, 15 de octubre de 2009

EL ESPÍRITU SANTO NOS CONFIRMA Y SANTIFICA

OJO:

Puedes imprimir este trabajo pero entra para el examen mensual. Debe estar pegado en el cuaderno bien ordenado.

La unción de la confirmación es evocada en el nombre mismo del "cristiano", que proviene del de "Cristo", traducción griega del término hebreo "mesías", que significa precisamente "ungido". Cristo es el Mesías, el Ungido de Dios. Gracias al sello del Espíritu conferido por la confirmación, el cristiano logra su plena identi­dad y toma conciencia de su misión en la Iglesia y en el mundo. "Antes de que se os confiriera esa gracia - escri­be san Cirilo de Jerusalén - no erais bastante dignos de este nombre, pero estabais en camino de ser cristia­nos"

¿QUÉ ES EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN?

El sacramento de la Confirmación es uno de los tres sacramentos de iniciación cristiana. La misma palabra, Confirmación que significa afirmar o consolidar, nos dice mucho.
En este sacramento se fortalece y se completa la obra del Bautismo. Por este sacramento, el bautizado se fortalece con el don del Espíritu Santo. Se logra un arraigo más profundo a la filiación divina, se une más ínti­mamente con la Iglesia, fortaleciéndose para ser testigo de Jesucristo, de palabra y obra. Por él es capaz de defender su fe y de transmitirla. A partir de la Confirmación nos convertimos en cristianos maduros y podre­mos llevar una vida cristiana más perfecta, más activa. Es el sacramento de la madurez cristiana y que nos hace capaces de ser testigos de Cristo.

El día de Pentecostes cuando se funda la iglesia los apóstoles y discípulos se encontraban reunidos junto a la Virgen. Estaban temerosos, no entendían lo que había pasado creyendo que todo había sido en balde se encontraban tristes. De repente, descendió el Espíritu Santo sobre ellos quedaron transformados y a partir de ese momento entendieron todo lo que había sucedido, dejaron de tener miedo, se lanzaron a predicar y a bautizar. La Confirmación es "nuestro Pentecostés personal" El Espíritu Santo está actuando continuamente sobre la iglesia de modos muy diversos. La Confirmación al descender el Espíritu Santo sobre nosotros es una de las formas en que El se hace presente al Pueblo de Dios.

Lee, analiza y responde coordinando las ideas como corresponde.

1.- ¿Qué pasa cuando recibimos el Sacramento de la Confirmación?
2.- ¿Cuándo instituyó Cristo este sacramento?
3.- ¿Qué efectos tiene en nosotros la Confirmación?
4.- ¿Quién puede recibir la Confirmación?
5.- ¿Quién administra el sacramento de la Confirmación?
6.- ¿Qué utiliza el celebrante para realizar la Confirmación?
7.- ¿Qué palabras se repiten?

( ) Al recibir este sacramento: Recibimos la fuerza del Espíritu Santo para comprometernos mucho más, como auténticos testigos de Cristo, a exten­der y defender la fe con nuestras palabras y acciones. Se fortalecen en nosotros los regalos de la fe, la esperanza y la caridad, así como los dones del Espíritu Santo que recibimos el día nuestro bautizo. Estos regalos fortalecidos nos ayudarán a difundir y defender nuestra fe como auténticos soldados de Cristo. Nos unimos más íntimamente a Cristo y a la Iglesia. Se completa nuestra condición de hijos de Dios, ya que perfecciona la gracia que recibimos en el Bautismo. Recibimos un sello del Espíritu Santo que impone sobre nosotros un carácter. Esta es la razón de por qué se recibe una sola vez en la vida.

( ) Al recibir la Confirmación nos convertimos en verdaderos soldados de Cristo, siempre dispuestos a luchar de palabra y obra por nuestra fe.

( ) El obispo extiende sus manos sobre el confirmado como símbolo del don del Espíritu Santo a quien invoca para que descienda sobre el cristiano. Después, el obispo unge la frente con el santo crisma, que es aceite de oliva perfumado bendecido por el obispo el jueves Santo. Este es un signo de consagración que simboliza el sello del Espíritu Santo que marca la pertenencia total a Cristo, a cuyo servicio quedamos desde ese momento y para siempre. La imposición de las manos y la unción con el crisma constituyen la materia del Sacramento de la Confirmación.

( ) En el Antiguo Testamento, a los reyes o guerreros que tenían una misión especial, se les ungía con aceite para darles la fuerza que necesitaban para cumplir su misión. En el Sacramento de la Confirmación, durante la unción, el obispo repite la forma del sacramento: "Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo".

( ) Toda persona que haya sido bautizada puede y debe recibir la Confirmación. Para recibir la Confirmación, hay que estar en estado de gracia (confesado), tener la intención de recibir el sacramento y prepararse para cumplir con el compromiso que éste implica. También, se recomienda buscar la ayuda espiritual de un padrino o madrina que nos guíe en el compromiso.

( ) De acuerdo al mandato de Jesús, los apóstoles bautizaban a las personas que aceptaban la fe y después la confirmaban.

( ) Los obispos son los sucesores de los Apóstoles que estuvieron presentes el día de Pentecostés. Por lo tanto, el obispo es el ministro de la confirmación. En una situación especial, el obispo puede autorizar a un sacerdote a administrar el Sacramento.

El Espíritu Santo es nuestro aliado

"Porque es el que nos va a ayudar a llevar a cabo nuestra misión como hijos de Dios. Pero el Espíritu Santo no podrá actuar ni transformarnos como lo hizo con los apóstoles si nosotros no se lo permitimos. Al recibir este Sacramento recibimos la gracia y la fuerza necesaria para responder como auténticos hijos de Dios y testigos de Cristo. Depende de nosotros aprovechar esa gracia tomando conciencia de los dones que recibimos y los compromisos que adquirimos.
Así como los discípulos recibieron al Espíritu Santo en Pentecostés y salieron a proclamar la buena noticia de Jesús, los confirmados reciben el Espíritu Santo para poder testi­moniar, difundir y defender la fe por medio de la palabra y de las obras, como auténticos testigos de Cristo.

La ceremonia del Sacramento de la Confirmación es muy sencilla, pero el valor que tiene es muy grande. Cuando el Espíritu Santo descendió el día de Pentecostés, encontró un grupo de apóstoles débiles, que no sabían cómo cumplir con la misión que Jesús les había encomendado, "de llevar el Evangelio a todo el mundo y bautizar a todas las naciones", pero su acción logró una transformación total e inmediata. Los Hechos de los Apóstoles nos dicen que, "tan sólo ese día se bautizaron más de tres mil personas".